Estamos llamados por la Escritura y movido por la gracia para adorar a Dios y amarlo con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza, ya nuestro prójimo como a nosotros mismos. Para ello nos comprometemos totalmente y completamente a Dios, creyendo que podemos ser “santificados por completo,” como una experiencia de segunda crisis. Creemos que el Espíritu Santo convence, limpia, llena y nos da el poder como la gracia de Dios nos transforma día a día en un pueblo de amor y disciplina espiritual, la pureza ética y moral, y de la compasión y la justicia. Es la obra del Espíritu Santo que nos restaura a la imagen de Dios y produce en nosotros el carácter de Cristo. La santidad en la vida de a los creyentes se entiende más claramente como semejanza a Cristo.

A través de los siglos la gente de santidad ha tenido una “magnífica obsesión” con Jesús. Adoramos a Jesús! Amamos a Jesús! Creemos que Jesús! Hablamos de Jesús! Vivimos Jesús! Esta es la esencia y el desbordamiento de la santidad para nosotros. Esto es lo que caracteriza al pueblo de santidad.

 

Somos Un Pueblo Misional

 

Nuestra Misión de Culto

La misión de la iglesia en el mundo comienza en la adoración. Es como que estamos reunidos delante de Dios en la adoración-cantando, escuchando la lectura pública de la Biblia, dando nuestros diezmos y ofrendas, orando, escuchando la Palabra predicada, bautizando, y compartir la Cena del Señor – que sabemos más claramente lo que que significa ser el pueblo de Dios. Nuestra creencia de que la obra de Dios en el mundo se lleva a cabo principalmente a través de las congregaciones que adoran nos lleva a entender que nuestra misión incluye la recepción de nuevos miembros en la comunión de la iglesia y la organización de las congregaciones de adoradores nuevos.

La iglesia local en la adoración está en el núcleo de nuestra identidad La Iglesia del Nazareno es esencialmente congregaciones locales de culto, y es en y por medio de la congregación local que nuestra misión está cumplida. La misión de la Iglesia encuentra su sentido y orientación en la adoración. Es en la predicación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, la lectura pública de las Escrituras, el canto de himnos y coros, la oración corporativa y la presentación de nuestros diezmos y ofrendas que sabemos más claramente lo que significa ser el pueblo de Dios. Es en la adoración que entendemos más claramente lo que significa participar con Dios en la obra de la redención.

Es con un espíritu de esperanza y optimismo que nos comprometamos nuestra misión dada por Dios en el mundo. Es más que una expresión de preocupación humana o el esfuerzo humano. Nuestra misión es una respuesta al llamado de Dios. Es nuestra participación con Dios en la misión Reino de la reconciliación. Es testigo fiel de la iglesia y la expresión del amor de Dios en el mundo en el evangelismo, compasión y justicia.Es nuestra fe en la capacidad de la gracia de Dios para transformar las vidas de las personas heridas por el pecado y para restaurarlos a su propia imagen.

 

Nuestra Misión y Evangelización de la Compasión

Como personas que están consagrados a Dios, compartimos su amor por los perdidos y su compasión por los pobres y roto. El Gran Mandamiento y la Gran Comisión nos mueven a participar en el mundo en el evangelismo, compasión y justicia. Para ello nos hemos comprometido a invitar a la gente a la fe, al cuidado de los necesitados, a estar de pie en contra de la injusticia y de la opresión, de trabajo, para proteger y preservar los recur-sos de la creación de Dios, y de incluir en nuestra comunión a todos los que que invocare el nombre del Señor.

Es con un espíritu de esperanza y optimismo que nos comprometamos nuestra misión dada por Dios en el mundo. Es más que una expresión de preocupación humana o el esfuerzo humano. Nuestra misión es una respuesta al llamado de Dios. Es nuestra participación con Dios en la misión Reino de la reconciliación. Es testigo fiel de la iglesia y la expresión del amor de Dios en el mundo en el evangelismo, compasión y justicia.Es nuestra fe en la capacidad de la gracia de Dios para transformar las vidas de las personas heridas por el pecado y para restaurarlos a su propia imagen. 

 

Nuestra Misión de Discipulado

Estamos comprometidos a otros ser-e invitando a convertirse en discípulos de Jesús-.Con esto en mente, estamos comprometidos a proveer los medios (escuela dominical, estudios bíblicos, grupos pequeños de rendición de cuentas, etc) a través de la cual los creyentes Se alienta a crecer en su comprensión de la fe cristiana y en su relación con los demás y con Dios. Entendemos que el discipulado para incluir la presentación de nosotros mismos a Dios obedeciendo y con las disciplinas de la fe. Creemos que estamos a ayudarse mutuamente a vivir la vida santa a través del apoyo mutuo, compañerismo cristiano y responsabilidad amorosa Wesley dijo: “Dios nos ha dado el uno al otro para fortalecer las manos del otro.” El discipulado cristiano es una forma de vida. Es el proceso de aprendizaje de cómo Dios quiere que vivamos en el mundo. A medida que aprendemos a vivir en obediencia a la Palabra de Dios, en la sumisión a las disciplinas de la fe, y en la rendición de cuentas el uno al otro, empezamos a entender la verdadera alegría de la vida disciplinada y el sentido cristiano de la libertad. El discipulado no es un esfuerzo meramente humano, sometiéndose a las reglas y regulaciones. Es el medio a través del cual el Espíritu Santo nos lleva poco a poco a la madurez en Cristo. Es a través del discipulado que nos convirtamos en personas de carácter cristiano. El objetivo final del discipulado es ser transformados a la semejanza de Jesucristo (2 Corintios 3:18).

Afirmamos el valor que da vida de las disciplinas clásicas espirituales en la formación de las mujeres y los hombres como discípulos de Cristo. Las disciplinas de la oración y el ayuno, la adoración, la soledad del estudio, el servicio y la sencillez son al mismo tiempo las expresiones naturales y los compromisos intencionales en la vida del creyente. El discipulado requiere el apoyo mutuo y la responsabilidad amorosa. Por nuestra cuenta, pocos de nosotros se desarrollarán las disciplinas espirituales que conducen a la madurez cristiana. Creemos que tenemos que fomentar el apoyo mutuo proporciona a través de medios tales como clases de Escuela Dominical, grupos de discipulado, grupos de estudios bíblicos, reuniones de oración, grupos de rendición de cuentas, y la tutoría cristiano es necesario para nuestra formación espiritual y madurez. Reconociendo el papel de la responsabilidad en las reuniones de la clase Wesleyan nos anima a apoyar su lugar dentro de la congregación cristiana contemporánea.

Nuestra Misión Cristiana de Educación Superior

Estamos comprometidos con la educación cristiana, a través de la cual los hombres y las mujeres están equipados para una vida de servicio cristiano. En nuestros seminarios, institutos bíblicos, colegios y universidades, estamos comprometidos con la búsqueda del conocimiento, el desarrollo del carácter cristiano, y el equipamiento de los líderes para lograr nuestro llamado divino de servir en la Iglesia y en el mundo.

Cristiano educación superior es una parte central de la misión de la Iglesia del Nazareno. En los primeros años de la Iglesia del Nazareno, las instituciones de educación superior cristiana se organizaron con el fin de preparar a los hombres y mujeres de Dios para el servicio y el liderazgo cristiano en la difusión mundial de la reactivación wesleyana de santidad. Nuestro continuo compromiso con la educación superior cristiana a través de los años se ha producido una red mundial de seminarios, institutos bíblicos, colegios y universidades. Nuestra misión de la educación cristiana superior sale directamente de lo que significa ser el pueblo de Dios. Debemos amar a Dios con todo nuestro “corazón, alma y mente”. Estamos, pues, a ser buenos administradores en el desarrollo de nuestras mentes, nuestros recursos académicos, y en la aplicación de nuestros conocimientos. En este sentido, nos comprometemos a la búsqueda abierta y honesta del conocimiento y de la verdad, junto con la integridad de nuestra fe cristiana. Cristiano educación superior es un espacio esencial para el desarrollo de la mayordomía de nuestras mentes. Se pretende que sea un espacio caracterizado por la discusión y el descubrimiento de la verdad y el conocimiento de Dios y de toda la creación de Dios.

Como pueblo redimido llamados a la semejanza de Cristo y enviados como agentes del amor de Dios en el mundo, participamos con Dios en la obra de redimir a la humanidad la educación cristiana superior contribuye de manera significativa a nuestro ser tal misional en las personas ofreciendo la amplia gama de conocimientos y es necesaria para un servicio efectivo a Dios en nuestras diversas vocaciones. Nuestra participación fiel en la obra redentora de Dios requiere que suscitará a hombres y mujeres de Dios que puedan tomar su lugar como líderes de servicio cristiano en la Iglesia y en el mundo.

El mundo en el que estamos llamados a servir es cada vez más estrechos y más profundamente complicado cada día. Como la obra de Dios de redención avances en las generaciones presentes y futuras, nuestro fiel testimonio del señorío de Cristo y la participación efectiva con Dios en la edificación de la iglesia seguirá exigiendo un compromiso vital con la educación cristiana superior.